La creencia en general es que los adictos son unos egoístas y unos viciosos, que no piensan en los demás, que sólo piensan en cómo conseguir la próxima dosis.

Pero, ¿y si fuera a consecuencia de los daños provocados al cerebro y a los neurotransmisores?

Está demostrado científicamente que el consumo de drogas aturde el sistema Límbico y el Córtex, cambiando la conducta y el comportamiento de la persona adicta. Además de todos los daños psicológicos que se producen y el maltrato al resto de los órganos del cuerpo, como el hígado, el estómago, el corazón, los pulmones, etc.

SISTEMA LÍMBICO

El Sistema Límbico del cerebro controla las respuestas emocionales, la personalidad, la conducta y los instintos (placer, miedo, hambre, sed, impulsos, deseo sexual, agresividad, etc.). Y este sistema no está preparado para recibir los estímulos químicos de las drogas.

Las primeras dosis estimulan el Centro de Recompensa del Sistema Límbico, principalmente en el Núcleo Accumbens, dando placer. Con el consumo repetitivo se producen cambios en el sistema límbico y alteran los circuitos de recompensa, iniciando así la adicción.

El enfermo intenta alcanzar una sensación de bienestar en el Circuito de Recompensa e intenta evitar las sensaciones negativas de su abstinencia, esto les lleva a la pérdida de control, para poder recompensar y acallar esta parte del cerebro que le reclama otra dosis, buscando compulsivamente formas de obtener y poder continuar consumiendo y sufriendo recaídas sucesivas a pesar de ser consciente de las consecuencias negativas, porque el cerebro recuerda el placer y se ha vuelto adicto y el circuito de recompensa les está exigiendo más de la misma sustancia.

NÚCLEO ACCUMBENS

Las drogas atacan el Núcleo Accumbens, donde se libera la dopamina, endorfinas, encefalinas y otras sustancias, que proporcionan sensaciones de placer en el cerebro.

La mayoría de las drogas inundan el circuito de recompensa con dopamina y lo sobreestimulan, recibiendo grandes oleadas de neurotransmisores cuando consume el adicto y, consecuentemente, disminuye la producción natural de dopamina o reduce el número de receptores que reciben las señales, para compensar la sobrecarga provocada artificialmente.

La persona empieza a sentirse deprimida y necesita seguir consumiendo una y otra vez para que la dopamina regrese a estos niveles.

CÍRCULO VICIOSO

Círculo vicioso y córtexEl individuo entra en el círculo vicioso, para alcanzar el nivel dopamínico de bienestar: consume drogas y cuantas más drogas consume, más se sobreestimula, más desequilibrado está el circuito de recompensa, que necesita consumir cantidades mayores y más bruscos son los cambios de humor, consolidándose así la adicción.

 

El Córtex también está afectado, situado en la parte frontal del cerebro, siendo el encargado del control racional de la conducta y del comportamiento.

Con el consumo, la actividad del Córtex va disminuyendo y, poco a poco, empieza la pérdida del control racional, afectando a la conducta del individuo.

SISTEMA NERVIOSO

El sistema nervioso funciona comunicándose a través de los neurotransmisores, mensajes eléctricos y químicos, transmitiendo información de una neurona a otra neurona.

Las drogas actúan incrementando o inhibiendo a los neurotransmisores. Unas drogas son excitantes (aceleran) y otras depresoras (ralentizan y distorsionan).

Por ejemplo, la cocaína y las anfetaminas hacen que las neuronas liberen grandes cantidades de neurotransmisores, más de lo normal, desequilibrando.

Por el contrario, drogas como la heroína y la marihuana imitan a los neurotransmisores naturales, engañan a los receptores de las neuronas, se adhieren a ellos y los activan, produciendo mensajes anómalos y confundiéndose.

Otro neurotransmisor alterado es el Glutamato, responsable de ayudar a aprender y recordar información. Cuando está desequilibrado, puede deteriorar esta capacidad cognitiva, ya que está intentando compensar los altos y bajos del Glutamato.

A largo plazo, los sistemas de memoria no conscientes aprenden una rutina, asocian situaciones, lugares y experiencias a las drogas y, al verse expuestos a éstos, de pronto se disparan deseos incontrolables muy fuertes. A estos impulsos intensos que se activan se les llama reflejos aprendidos y esta memoria puede volver a activarse incluso años después de dejar de consumir.

El consumo repetitivo produce la Tolerancia. El organismo se adapta a la sustancia y necesita una mayor cantidad para llegar al placer y conduciendo a la Dependencia Física.

El organismo necesita mantener un determinado nivel en la sangre, drogas, alcohol o distintas sustancias, para poder funcionar con normalidad. Cuando desciende este nivel en la sangre se produce el Síndrome de Abstinencia (dolores de cabeza, vómitos, fiebre, etc.). La dependencia le exige consumir para evitar el malestar de la abstinencia. Los síntomas de abstinencia sólo se pueden superar después de un periodo de Desintoxicación.

La Dependencia Psíquica es la compulsión por consumir, cuando la mente se obsesiona y pide constantemente la sustancia que le da momentos eufóricos, tomando el control de su vida. El adicto para poder superar la dependencia debe hacer cambios drásticos en su vida diaria, en su conducta, es imprescindible abandonar el círculo de amistades insanas, luchar para afrontar la ansiedad y aburrimiento sin consumir. Hasta, con paciencia y tiempo, llegar a la estabilidad emocional.

Después de todo, hay una explicación al comportamiento imprevisible y errático, la agresividad, los cambios de humor, las decisiones erróneas, los impulsos descontrolados, etc.