Los antidepresivos son uno de los medicamentos más consumidos en nuestra sociedad, no solo para tratar la depresión, sino también para otras enfermedades. Si bien su uso aporta beneficios a la salud mental de sus consumidores; es preocupante saber que el 40 % de la población mexicana toma este medicamento y muchas personas, por tiempo prolongado. ¿Es posible que esta tendencia se deba a que los antidepresivos son adictivos? A continuación, arrojamos luz a esta cuestión.
LAS CONSECUENCIAS DEL ABUSO DE LOS ANTIDEPRESIVOS
La depresión es una de las enfermedades mentales más prevalentes en la sociedad. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que un 5 % de la población adulta mundial padece este trastorno. Ello conlleva que un porcentaje importante de la ciudadanía recurra a fármacos antidepresivos para aliviar su estado mental. Sin embargo, muchas personas reniegan de su uso porque consideran que los antidepresivos generan dependencia. Pero, ¿en realidad los antidepresivos son adictivos? ¿Es posible que con su administración se mejore una dolencia mental pero se corra en riesgo de caer en la enfermedad de la adicción?
Sin duda, es interesante responder a estas cuestiones —si bien ya hemos tratado el tema de forma tangencial en otros artículos sobre los sedantes o las benzodiacepinas—; sobre todo teniendo en cuenta que mexico es uno de los países donde más se toman antidepresivos. Y es que la depresión es el trastorno mental más común entre la población, siendo la primera causa de discapacidad. Con todo, un gran porcentaje de estos pacientes no consultan a ningún médico y, por tanto, no siguen ningún tratamiento de tipo antidepresivo.
Por otro lado, la depresión, que comprende diversas variantes de intensidad, puede llevar a un desacertado consumo de drogas recreativas para intentar paliarla; o bien, puede ser un efecto colateral de la adicción a las sustancias psicoactivas. Pues todos hemos oído hablar de la depresión alcohólica, la depresión que produce el consumo de cocaína u otras drogas estimulantes del sistema nervioso. Es la llamada morbilidad asociada entre trastornos por consumo de sustancias y trastornos depresivos, del ánimo o trastornos del sueño.
Aunque, por otra parte, también existen personas que precisan de este tipo de tratamiento de salud mental y no acceden a él por falta de recursos o por negativa propia. Lo cual puede ser un enorme riesgo para su salud y su vida, ya que un trastorno depresivo severo puede llevar al suicidio.
De ahí que es importante incentivar el uso adecuado de los tratamientos farmacológicos y aclarar que los antidepresivos no son causa de adicción. Lo cual haremos a continuación. Pero, empecemos por el principio…
QUÉ ES LA DEPRESIÓN Y CUÁL ES LA FUNCIÓN DE LOS ANTIDEPRESIVOS
La depresión presenta un cuadro clínico de exacerbada tristeza, que persiste durante bastante tiempo. Puede ser de carácter leve, moderado o severo. Aunque lo más común es la depresión leve, el 4 % de la población sufre depresión grave. Por lo general, suele causar síntomas como: irritabilidad, estado de nerviosismo o ansiedad, zozobra, fatiga, pensamientos negativos, desmotivación, disminución de la autoestima; problemas de apetito y trastornos del sueño.
La depresión es catalogada como una enfermedad mental, aunque afecta tanto al cuerpo como a la mente, crónica y recurrente. Al igual que la enfermedad de la adicción, no basta con tener fuerza de voluntad para superarla, pero puede ser tratable con un abordaje farmacológico y terapéutico específico.
Entre las causas que provocan padecer cuadros depresivos, lo cierto es que no existe un desencadenante concreto. Si bien, el estilo de vida actual tan frenético y estresante, son factores que la propician. Así como episodios vitales traumáticos, la predisposición genética, ciertos rasgos de la personalidad o padecer enfermedades crónicas o físicas, la pueden disparar. En fin, ese trastorno de salud mental presenta un origen multifactorial.
En este sentido, la depresión puede vincularse al consumo algunos medicamentos… y de algunas sustancias psicoactivas. Pues se ha observado una elevada tasa de morbilidad asociada —o comorbilidad— entre trastornos por consumo de sustancias tóxicas y trastornos del ánimo.
Por ejemplo, la depresión posterior al uso de cocaína y la compulsión de consumo pueden estar vinculada a regulación baja los sistemas monoaminas que causa esta droga en el cerebro. Es por ello que muchos tratamientos farmacológicos prescritos en los tratamientos de adicciones incluyen los medicamentos antidepresivos. Ya que al aumentar los niveles de monoaminas, pueden aliviar la sintomatología del síndrome de abstinencia de la cocaína.
Los antidepresivos como tratamiento farmacológico
El tratamiento farmacológico para combatir la depresión son los llamados antidepresivos, psicotrópicos cuya función es mejorar la salud mental y el estado de ánimo de los pacientes. Para obtener tal fin, estos medicamentos incitan a que el cerebro genere ciertas sustancias químicas que controlan el estado de ánimo o el estrés.
No obstante, si el profesional médico lo considera oportuno, se puede tomar antidepresivos en casos de ansiedad, insomnio, trastornos alimenticios, dolor crónico o para apoyar el tratamiento de adicción a las drogas.
Existen varios tipos de antidepresivos. Los más vendidos y conocidos son los llamados ISRS o inhibidores de la recaptura de serotonina. Pero también están los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN) y los antidepresivos atípicos. Todos estos forman parte de una nueva generación de antidepresivos, que presentan menos efectos secundarios que los antiguos. De hecho, en cuestiones de tratamiento de drogodependencias, como vimos, suelen prescribirse antidepresivos inhibidores de la monoaminas o ISRS.
En el caso de los medicamentos antiguos destacan los antidepresivos tricíclicos, tetracíclicos e inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO). Aunque dichos antidepresivos pueden causar diversos efectos secundarios siguen siendo beneficiosos para algunos cuadros clínicos como los mencionados anteriormente.
La duración media del tratamiento antidepresivo oscila entre los 6 y los 12 meses. Sin embargo, algunas personas pueden permanecer tomándolos durante mucho más tiempo. Incluso más del debido, de donde surge la idea de que los antidepresivos son adictivos. Asimismo, puede resultar perjudicial automedicarse con ellos o cambiar la dosis del tratamiento sin asesoramiento médico previo.
En todo caso, sea porque se consumen antidepresivos por prescripción médica para superar una depresión moderada o severa u otro trastorno; o sea porque se padece un estado depresivo consecuencia de una morbilidad asociada, el consumo de psicotrópicos es considerable en gran parte de la población. Lo cual resulta una cuestión de salud pública muy preocupante.
¿LOS ANTIDEPRESIVOS SON ADICTIVOS?
Los antidepresivos son utilizados para tratar la depresión, diversos trastornos psicológicos, desórdenes de la conducta alimentaria y las alteraciones del control de los impulsos. Este último punto es el que los vincula a los pacientes con problemas de adicción a sustancias.
Como todo medicamento, los antidepresivos pueden tener efectos secundarios diversos; sobre todo los antidepresivos más antiguos —los clásicos tricíclicos o heterocíclicos o los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMOA) y los ISRS—. En cambio los medicamentos de última generación han disminuido considerablemente sus efectos adversos.
Aunque no entraremos en diseccionar todos los efectos secundarios de este conjunto de fármacos, sí vamos a analizar hasta qué punto los antidepresivos son adictivos o causan dependencia.
Los llamados antidepresivos tricíclicos sí muestran tolerancia en algunos de ellos, y dependencia con síntomas de abstinencia. Este cuadro se basa sobre todo en molestias gastrointestinales y somnolencia. Pero este síndrome de abstinencia aparece solo cuando se toman de forma discontinua o se deja el tratamiento de forma brusca.
La discontinuación del tratamiento con ISRS también pueden causar algunas reacciones de abstinencia, como vértigos, parestesias, temblor, ansiedad y náuseas; pero estas se resuelven rápidamente. En líneas generales, puede decirse que no existe un auténtico síndrome de abstinencia de los ISRS. En este sentido, estudios comparativos entre los ISRS y los antidepresivos tricíclicos, confirman un mejor perfil de efectos secundarios y tolerancia general en los ISRS.
Los nuevos tratamientos antidepresivos basados en mirtazapina, nefazodona o venlafaxina aún reducen más la posibilidad de sufrir dependencia y mejorar su tolerancia. Si aparecen síntomas de abstinencia es porque se ha interrumpido de forma brusca su uso y pueden solventarse de forma sencilla.
Finalmente, cabe señalar que los efectos secundarios de los antidepresivos aparecen en un 15% de los pacientes, pero se deben a diversos factores como: la posología no adecuada; la sensibilidad del paciente a la estructura química del antidepresivo seleccionado; la interacción negativa con otros medicamentos o el consumo de drogas tóxicas, entre otros. En todo caso, la adicción no es uno de sus efectos colaterales.
CÓMO EVITAR LA DEPENDENCIA PSICOLÓGICA A LOS ANTIDEPRESIVOS
Si bien es una falsedad que los antidepresivos son adictivos, sí puede observarse en muchos pacientes una dependencia psicológica en su uso. Es decir, la creencia personal infundada de que si no consume antidepresivos no se siente bien. Esto puede llevar a que cuando se concluya el periodo de tratamiento farmacológico, algunos pacientes expresen una recaída en su enfermedad mental.
Para evitar este tipo de episodios clínicos, el dejar de tomar antidepresivos debe ser una práctica que se haga paulatinamente, reduciendo poco a poco su cantidad o posología. Porque la retirada brusca de este tipo de medicamentos psicotrópicos sí puede generar una recaída en la depresión o el trastorno a tratar.
Esto se debe a que el consumo habitual de estos fármacos provoca una dependencia física, es decir, del organismo, a su ingesta. Por tanto, si se dejan de consumir de un día para otro, el organismo se resiente y aparecen ciertos síntomas de abstinencia o efectos adversos.
De ahí que la supervisión médica sea tan importante durante el proceso de retirada de antidepresivos. La cual será gradual para aminorar poco a poco la dependencia física y, de paso, mitigar la dependencia psicológica ficticia —por llamarla de algún modo— que los pacientes hayan creado en torno a su uso.
Precisamente, para evitar desarrollar una dependencia psicológica a los fármacos y para tratar a fondo el problema psicológico o mental que se padezca, es importante acudir a terapia. Porque el tomar medicamentos es una ayuda puntual para mejorar el estado de salud, pero no resuelve el problema psicológico que hay de fondo. Por eso, al igual que sucede en los tratamientos de adicción a sustancias, el abordaje de la depresión debe combinar asistencia médica —o farmacológica— junto con una intervención psicoterapéutica.
EL RIESGO DE MEZCLAR ANTIDEPRESIVOS Y DROGAS
En un país como el nuestro, el fenómeno de la cultura del medicamento es una realidad. Cada vez más personas acuden al médico para solicitar antidepresivos y otros fármacos. O peor aún, muchas personas llegan a tomar el medicamento en cuestión sin seguir unas indicaciones médicas. Así, en la última década el consumo de antidepresivos ha subido un 40 % en la población. Y, en general, más del 50 % de los medicamentos recetados están destinados a tratar patologías del sistema nervioso o cardiopatías.
En el Día Mundial de la Salud Mental es importante tanto visibilizar las enfermedades mentales y todas las limitaciones que ocasionan como el prevenir el mal uso de los medicamentos. Pues, como vimos, algunas personas pueden experimentar algunos efectos secundarios por no tomarlos adecuadamente. Y aunque no es verdad que los antidepresivos son adictivos, sí lo es que puede generar una dependencia psicológica en los pacientes.
Con todo, cabe recordar que es peligroso tomar antidepresivos y consumir drogas de abuso como el alcohol, la cocaína o cualquier otra sustancia psicoactiva. Este aviso es especialmente importante en el caso de personas que sufren la enfermedad de la adicción a alguna droga y están en tratamiento de recuperación. Pues los de tipos de antidepresivos ISRS pueden conformar el tratamiento farmacológico dentro del tratamiento de la adicción; y las recaídas en el uso de drogas son habituales en estos pacientes.
Así pues, si los antidepresivos no causan adicción, sí pueden agravarse sus efectos secundarios si se mezclan con cualquier droga. Por otro lado, queda patente que el gran problema y riesgo que atañe a estos medicamentos es el mal uso y el abuso que hacen los pacientes de ellos.
Finalizamos este artículo reiterando que los antidepresivos no son adictivos, pues no generan tolerancia y dependencia. La aparición de algún cuadro clínico de abstinencia se debe a una interrupción abrupta o una discontinuidad de su uso. Pero, en todo caso, puede subsanarse rápidamente si se siguen las indicaciones médicas. Así que se puede confiar en la seguridad de los fármacos psicotrópicos como los antidepresivos actuales. No hay que sufrir los estragos de muchos trastornos mentales, como la depresión, por miedo a los efectos secundarios que pueden ocasionar el tratamiento farmacológico.