Aunque no se habla tanto de ella como de otras, la inteligencia emocional es un tipo de inteligencia muy importante que se puede definir, a grandes rasgos, como la capacidad que tenemos las personas para reconocer nuestras propias emociones y las de los demás.
Cuando hablamos de inteligencia es muy importante tener en cuenta la inteligencia emocional. Como no todo el mundo la conoce, hoy vamos a hablar sobre en qué consiste, qué elementos la forman, cuáles son sus beneficios y qué estrategias podemos seguir para desarrollarla.
Qué es la inteligencia emocional: ¿En qué consiste?
Desde hace algún tiempo la inteligencia no se define como un “todo”. Es decir, se han ido conceptualizando diferentes inteligencias. A esto se le ha llamado “inteligencias múltiples” y dos de estas ocho inteligencias son la inteligencia intrapersonal y la inteligencia interpersonal. De estas dos puede nacer el concepto del que estamos hablando: la inteligencia emocional.
Muchas personas han intentado definir en qué consiste la inteligencia emocional. Por ello, hay muchas definiciones diferentes y todas ellas son válidas. Sin embargo, a nuestro parecer, la que mejor lo explica es la de Salovey y Mayer, los primeros en describirla:
una parte de la inteligencia social que tiene en cuenta la capacidad de controlar las propias emociones y sentimientos y las de los demás
(citado en Fernández, 2006).
Teniendo en cuenta esto, la inteligencia no sería solamente tener un buen CI, sería tener un alto nivel en todas y cada una de las inteligencias: visual-espacial, musical, corporal-cinestésica, interpersonal, intrapersonal, lingüístico-verbal, lógico-matemática y naturalista. Atrás quedó el pensar que las personas inteligentes son aquellas que tienen exclusivamente un CI alto.
Relacionado con lo anterior, muchas veces evaluamos la inteligencia de las personas por su nivel de estudios. Es decir, a mayor nivel de estudios suponemos que hay una mayor inteligencia y a menor nivel de estudios menor inteligencia. Sin embargo, esto tampoco es así. Evidentemente una persona con una buena carrera académica puede tener una buena inteligencia general, pero para determinar esto también deberíamos evaluar el resto de inteligencias, incluida la emocional.
Debemos tener en cuenta que hay personas que no han estudiado porque no han tenido oportunidad y esto no quiere decir que no sean inteligentes. También encontramos a personas con muchos estudios que carecen de inteligencia emocional.
En resumen, la inteligencia emocional podríamos decir que es tener una buena gestión emocional en lo que se refiere a nuestras emociones y las emociones de los demás.
Elementos de la inteligencia emocional
Ahora bien, hay muchos elementos que pueden contribuir a tener una buena inteligencia emocional. Fernández (2006) destaca que los más importantes son:
- Tener empatía
- Expresar de una manera correcta los sentimientos y las emociones
- Comprender los sentimientos y las emociones de los demás
- Controlar la ira
- Ser independientes
- Tener buena capacidad de adaptación
- Ser simpáticos
- Tener una buena capacidad de resolución de problemas
- Ser persistentes y perseverantes
- Ser cordiales
- Ser amables
- Ser respetuosos con los demás
Además, otros autores como Daniel Goleman (2018) destacan que los cinco componentes indispensables para tener una buena inteligencia emocional son los siguientes: empatía, buenas habilidades sociales, motivación, conciencia emocional y regulación emocional.
Beneficios de la inteligencia emocional
Dependiendo de en qué ámbito nos fijemos podríamos decir que los beneficios son unos u otros. Los beneficios que comentaremos a continuación son generales y corresponden a las personas que tienen una buena inteligencia emocional:
- Desarrollo personal óptimo
- Autogestión emocional y mayor bienestar psicológico
- Mejor toma de decisiones
- Mejor rendimiento laboral o académico
- Menos estrés y ansiedad
- Más autoconocimiento
- Mejores relaciones sociales
- Mayor capacidad para ejercer de líder
- Más motivación y perseverancia para la consecución de metas u objetivos
- Mayores niveles de empatía
- Estrategias de afrontamiento más adaptativas
Además, se ha comprobado mediante investigaciones que los adolescentes que tienen una inteligencia emocional alta tienen un mejor ajuste psicológico, un mejor rendimiento académico, mejores relaciones sociales y menos conductas agresivas, así como, menos consumo de drogas (Pacheco y Fernández-Berrocal, 2013).
Estrategias para desarrollar la inteligencia emocional
Existen diferentes herramientas para ayudarte a desarrollar un buen nivel de inteligencia emocional. Estas tareas, según Fernández y Ramos (2009) deben ir dirigidas a las diferentes áreas de la inteligencia emocional: conocimiento y regulación de las propias emociones, percepción de las emociones de los demás, empatía, regulación de las emociones de otros, etc.
Como estrategias generales, podríamos utilizar las siguientes:
- Trabajo en el autocuidado, la autoconciencia y la autogestión. Ser capaces de analizar nuestras fortalezas, debilidades, habilidades, cualidades, deseos, objetivos, etc. de esta manera, sabremos exactamente qué es lo que nos gusta y conseguiremos la motivación necesaria para la consecución de nuestras metas.
- Trabaja la empatía. Intenta escuchar y comprender lo que les pasa a otras personas. Muéstrate amable e intenta ponerte en el lugar del otro. Es importante que las otras personas te perciban como “accesible” y que noten que eres una persona que sabe escuchar.
- Trabaja la asertividad. Las personas con una alta inteligencia emocional suelen ser personas que utilizan la asertividad como método de comunicación.
Estas son solo algunas recomendaciones generales.
Conclusiones
Para tener una buena inteligencia emocional es fundamental realizar una buena gestión emocional de las propias emociones y de las emociones de los demás. Esto, sin lugar a duda, nos aportará un gran desarrollo personal y social.
Debemos tener en cuenta que la inteligencia emocional puede ser un factor protector para el desarrollo del estrés. En otras palabras, a mayor inteligencia emocional menos riesgo de sufrir estrés. Por ello, es importante utilizar programas para el aumento de la inteligencia emocional, sobre todo, en aquellas profesiones que son susceptibles a ello como, por ejemplo: los profesores, el personal sanitario, agentes de la ley, etc.
A modo de reflexión podríamos decir que hay personas que tienen un Cociente Intelectual alto (CI) y una inteligencia emocional baja. Por eso, es importante medir la inteligencia teniendo en cuenta diferentes factores y tipos de inteligencia y no fijándonos únicamente en una de ellas.