Los estilos de comunicación son las maneras que tenemos de relacionarnos con el resto de las personas e intercambiar información con los demás. Existen tres tipos de estilos de comunicación, el agresivo, el pasivo y el asertivo. Los tres son importantes, puesto que cada uno de ellos va a determinar el tipo de relación que vamos a establecer con los demás.

A pesar de que los tres son importantes en este artículo nos vamos a centrar en el estilo agresivo, puesto que es un estilo nocivo tanto para el receptor como para el emisor de dicho estilo de comunicación.

Por ello, te explicamos brevemente los tres estilos de comunicación haciendo énfasis en la comunicación agresiva, sus características, efectos en el entorno social y recomendaciones para no tener un estilo agresivo.

¿Qué son los estilos comunicacionales?

Son la manera que tenemos de relacionarnos con el resto de las personas. Como se ha mencionado, existen tres maneras de hacerlo que se explicarán a continuación mediante un ejemplo de una situación.

El ejemplo es el siguiente: un compañero de trabajo nos pide que le hagamos un esquema que tiene que hacer él diciendo “Hazme el esquema, ayer salí por la noche y hoy no tengo tiempo ni ganas de hacerlo, házmelo tú que seguro que no tienes nada que hacer”.

Agresivo. Ocurre cuando una persona defiende sus derechos de forma agresiva de manera verbal o incluso física. En este tipo de comunicación, intentamos defender nuestros derechos por encima de los demás. Anteponemos nuestros derechos gritando, insultando, gesticulando excesivamente, etc. No se intenta comunicar algo, lo que se pretende es conseguir un determinado objetivo. Se busca lograr el poder mediante la sumisión de la otra parte.

En la situación anteriormente descrita una respuesta agresiva sería: “ya te vale, ¿tu te piensas que yo soy tonto?, eres un vago, vete a engañar a otro” todo ello acompañado de un lenguaje no verbal agresivo. No quiere decir que no tengamos razón porque probablemente este compañero de trabajo esté intentando aprovecharse de nosotros, sin embargo, utilizar estas formas nos desacredita, aunque tengamos razón. No hay motivo para descalificar o insultar a los demás.

La persona que nos ha pedido que le hagamos el esquema probablemente también esté siendo agresiva porque está velando por sus derechos sin pensar en los de la otra persona.

Pasivo o sumiso. Cuando somos pasivos aceptamos las demandas de los demás sin reparar en nuestros derechos. Consentimos, aunque nos suponga un fastidio. En la situación anterior seríamos pasivos si decimos “está bien lo haré”, aunque tengamos muchas cosas por hacer y realizar el esquema nos suponga tener que dejar nuestras cosas de lado.

Asertivo. Sería la manera ideal de comunicarse, donde cuidamos nuestros derechos, pero también los de otros. Debemos tener en cuenta que tenemos derecho a decir no sin tener que sentirnos mal o culpables, tenemos derecho a pedir cambios de conducta en los demás si éstas son molestas para nosotros, derecho a defendernos y, en general, a velar por nuestros derechos siempre y cuando no violemos los derechos de otras personas. Una respuesta asertiva a la situación sería: “lo siento, ahora no puedo ayudarte”. No estamos faltando al respeto ni tampoco estamos sucumbiendo a su petición.

Todos alguna vez en la vida hemos utilizado los tres estilos comunicacionales, ya sea con nuestra familia, amigos, profesores, jefes, etc. Por ello, debemos fijarnos en cuál utilizamos más, ya que si utilizamos mayoritariamente el agresivo o el pasivo a la larga nos generará problemas en la relación con los demás.

¿Qué características tienen las personas con estilo agresivo?

Según Aguilar-Morales y Vargas-Mendoza (2010), las personas con estilo agresivo tienen las siguientes características:

  • Violan los derechos de los demás. Les da igual los derechos de otros, ellos solo miran por los suyos propios.
  • Logran sus objetivos a costa de los demás. Buscan que otras personas hagan las cosas que ellos tienen que hacer.
  • Son beligerantes, humillan y desprecian a los demás. No les importa tener que insultar o humillar a otras personas en público siempre y cuando piensen que hacerlo les ayudará a conseguir su objetivo.
  • Son explosivas, de reacción imprevisible, hostil e iracunda.
  • Se meten en las decisiones de los demás. Menosprecian a la gente y se creen con el derecho de tomar decisiones u opinar sobre las decisiones de otras personas.

En cuanto a la manera de expresar el estilo agresivo. Existen diversas formas todas ellas poco recomendables:

  • Directa. Por un lado, puede ser verbal mediante insultos, amenazas, comentarios hostiles, comentarios humillantes, etc. y, por otro lado, puede ser no verbal con el uso de gestos amenazantes u hostiles.
  • Indirecta. Comentarios sarcásticos, comentarios rencorosos o humillaciones. En la situación anteriormente descrita y después de haber dado una respuesta asertiva y haber dicho NO a la petición de realizar el esquema, una respuesta agresiva e indirecta sería que la persona a la que le hemos dicho que no, se vaya murmurando y hablando mal de nosotros a nuestras espaldas.

Tal y como menciona el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de España (2004), la conducta agresiva es el reflejo de una conducta ambiciosa, que intenta conseguir los objetivos a cualquier precio, incluso si eso supone transgredir las normas éticas y vulnerar los derechos de los demás.

¿Qué consecuencias sociales tiene el estilo agresivo?

Las consecuencias pueden ser dos dependiendo de la situación y del tipo de persona (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 2004):

Favorables. Como, por ejemplo, expresión emocional satisfactoria, un sentimiento de poder y la consecución de los objetivos deseados.

Desfavorables. Por ejemplo, sentimientos de culpa y soledad.

Puede ser que a corto plazo las consecuencias de mostrarse agresivo sean positivas. Suponiendo que la persona que nos ha pedido que le hagamos el esquema está siendo agresiva, si cedemos y decimos que sí lo haremos, estará consiguiendo el objetivo que quería. Además, tendrá un sentimiento de poder porque habrá visto que cedemos a sus peticiones.

Sin embargo, a largo plazo esta persona puede sentirse culpable, tendrá problemas para tener y mantener relaciones personales, se sentirá solo y rechazado.

Al fin y al cabo, nadie querrá tener a su lado a una persona que solo mira por sí misma y que humilla a los demás. Las personas que han sido víctimas alguna vez de una persona agresiva la evitarán para no tener que padecer sufrimiento y/o humillación. Por lo tanto, las personas agresivas, a largo plazo, se quedarán solas y nadie querrá estar a su lado.

¿Qué hacer ante personas agresivas? ¿Qué hacer para dejar de ser agresivo?

La mejor manera de hacer frente a las personas agresivas es siendo asertivos. De esta manera, nos sentiremos bien porque no estaremos sucumbiendo a las peticiones de otras personas y respetaremos nuestros derechos. Del mismo modo, podemos dejar de utilizar el estilo de comunicación agresivo siendo asertivos.

Algunas técnicas asertivas utilizadas en el entrenamiento de habilidades sociales son las siguientes:

  • Disco rayado. Repetir una y otra vez nuestros deseos. Si la persona no para de preguntarnos a ver si le podemos hacer el esquema le diremos que no hasta que lo entienda.
  • Banco de niebla. Responder a la manipulación de otras personas aceptando su parte de verdad. Por ejemplo, en la situación descrita una respuesta en la que se utilice esta técnica podría ser “puede que tengas razón y que no tengas tiempo de hacerlo, pero yo tengo que hacer mis tareas”.
  • Compromiso. Consiste en ofrecer a la otra persona un trato. Por ejemplo, en este caso podríamos aceptar hacer el esquema, pero pidiendo a cambio que él se ocupara de alguna de nuestras tareas. Hay que tener cuidado y no poner nuestros propios derechos en juego.

Estas son algunas técnicas que se utilizan, pero si tienes un estilo de comunicación agresivo y no sabes cómo cambiarlo, o si convives con una persona agresiva y no sabes cómo expresarte, pide ayuda.

El primer paso para dejar de lado la comunicación agresiva y poder cambiarla es identificar si tenemos un estilo comunicacional agresivo o no. A continuación, te proponemos un ejercicio para que identifiques qué respuesta se asemeja más a ti. Está claro que de una situación no se puede generalizar, por ello, es recomendable que hagas el ejercicio pensando en la respuesta que darías normalmente a esta u otra situación similar:

Vas a un bar a tomar unas tapas con tu mejor amigo. El camarero amablemente te trae lo que tú le has pedido, pero te das cuenta de que el tenedor está manchado con restos de comida de otra persona. Las tres respuestas posibles serían:

Pasiva. Quedarte con el tenedor sucio y no decir nada. Aun así, te da un poco de reparo y comes con desagrado.

Agresiva. Llamas al camarero y en voz alta para que te escuche todo el mundo le dices “¿Qué asquerosidad es esta? Menuda indecencia, sois unos impresentables, ¡qué asco! no volveré jamás”

Asertiva. Llamar al camarero y explicarle de manera tranquila y calmada que por favor te cambie el tenedor porque está sucio.

En resumen, la comunicación agresiva es el tipo de comunicación en el que intentamos defender nuestros derechos por encima de los de otras personas. Las consecuencias a corto plazo pueden ser favorables porque consiguen lo que quieren, pero a largo plazo, estas personas tienden a quedarse solas porque nadie quiere estar a su lado. Existe una serie de técnicas asertivas para dejar de ser agresivos y también para hacer frente a las personas agresivas. Si después de aplicar estas técnicas el resultado no es satisfactorio, pide ayuda.