Como ya comentamos en otros artículos anteriores de la serie de artículos sobre autoestima; la autoestima podríamos decir que es el sentimiento que tenemos las personas hacia nosotras mismas. Como también vimos, hay diferentes tipos de autoestima: alta, baja, media y demasiado alta.

En el artículo de hoy vamos a hablar sobre cómo se relaciona todo lo anterior con otros dos conceptos: la autoeficacia y el auto refuerzo. Para ello, los definiremos y explicaremos de qué manera se relacionan con la autoestima. Finalmente, también hablaremos sobre la importancia del autodiálogo para la construcción de una autoestima sana.

Autoeficacia

Podríamos definir la autoeficacia como la percepción que tiene una persona sobre lo eficaz que es o la confianza que tiene en sí misma para hacer determinadas tareas. Esto es algo determinante porque influirá en el éxito que finalmente tengamos (Flores, 2009).

Pongamos un ejemplo. Si una persona cree que es capaz de dar un discurso o hablar en público, significará que se percibe eficaz para esa tarea. Esto puede hacer que finalmente tenga éxito en lo que se propone porque la autoeficacia influye en el esfuerzo y perseverancia de una persona cuando se enfrenta a ese reto (Flores, 2009).

Albert Bandura ha sido uno de los psicólogos que más ha hablado sobre este término. Este psicólogo estudió ampliamente la relación entre la autoeficacia y la motivación. Entre otras cosas, concluyó que la autoeficacia estaba relacionada con la motivación, con el rendimiento académico (Bandura, 1993), etc.

Otro aspecto a destacar es que las personas que se consideran auto eficaces se proponen retos más altos, son persistentes y trabajan mucho para conseguir lo que se proponen si las comparamos con las personas que tienen una baja autoeficacia percibida (Aluicio y Revellino, 2011).

Además de Bandura, son muchos los investigadores que han intentado analizar cómo se relaciona la autoeficacia con el bienestar de una persona. Por ejemplo, González et al. (2012), analizaron la relación entre la autoeficacia y el bienestar en estudiantes universitarios y concluyeron que había una relación significativa entre ambos. En otras palabras, a mayor autoeficacia percibida, mayor bienestar.

Llegado a este punto quizás te preguntes a ver cuál es la relación entre la autoestima y la autoeficacia. Recordemos de nuevo que la autoestima se define como el sentimiento que tiene una persona hacia sí misma y que este puede ser tanto positivo como negativo. Teniendo esto en cuenta, si una persona tiene baja autoestima con mucha probabilidad, tendrá también una baja autoeficacia percibida. Es decir, no se verá capaz de afrontar los problemas o retos que se le vayan presentando en su día a día.

Autorrefuerzo

El auto-refuerzo se puede definir como el “premio” o “recompensa” que una persona se da a sí misma después de haber hecho algo. Por ejemplo, si hemos tenido que hacer una tarea que no era nada agradable, podríamos recompensarnos con algo gratificante. Esto hará que estemos más motivados para hacer aquello que no nos gusta tanto.

Por lo tanto, podríamos decir que el reforzarnos a nosotros mismos puede hacer que nuestra conducta cambie, porque si después de una conducta nos premiamos, haremos que esta aumente. Los premios pueden ser en forma de regalos materiales o en forma de palabras.

El auto refuerzo puede ser tanto positivo como negativo. Esto quiere decir que después de hacer algo podemos tanto “premiarnos” como “castigarnos”.

En cuanto a la relación entre la autoestima y el auto refuerzo, es importante tener en cuenta que, en muchas ocasiones, las personas que tienen una baja autoestima, no se autorrefuerzan o se refuerzan de manera negativa. También es relevante considerar que el auto-refuerzo nos puede ayudar a aumentar la autoestima porque si aprendemos a reforzarnos verbalmente a nosotros mismos, nuestra autoestima subirá.

Pongamos un ejemplo con el caso anterior, imagínate que has hecho una presentación en público. Una manera de reforzarte sería decirte cosas como “lo has hecho muy bien, te has esforzado mucho y has conseguido un buen resultado”. Esas palabras dichas por nosotros mismos nos motivarán para la próxima vez y harán que nuestra autoestima se incremente.

Si en vez de decirnos lo anterior nos decimos “ya te vale, lo has hecho fatal, no vales para nada y todo el mundo se ha dado cuenta” conseguiremos todo lo contrario. Es decir, bajar nuestra autoestima.

Por lo que es muy importante tener en cuenta que, si queremos desarrollar nuestra autoestima, tendremos que reforzarnos de manera positiva e intentar eliminar todos los refuerzos negativos como, por ejemplo, los castigos, ya sean verbales o materiales.

Conclusiones

La autoeficacia y el auto-refuerzo son muy relevantes a la hora de hablar de autoestima. Por un lado, la autoestima nos hará sentirnos autoeficaces y esta autoeficacia contribuirá a nuestro bienestar en todos los niveles. Por otro lado, el auto-refuerzo nos ayudará a desarrollar nuestra autoestima porque gracias a él nos premiaremos cuando hayamos hecho una conducta deseada.

Relacionado con lo anterior, también es crucial mencionar el autodiálogo. El autodiálogo es la manera que tenemos de hablarnos a nosotros mismos. En el caso de que tengamos la costumbre de hablarnos mal, estaremos incidiendo negativamente en nuestra autoestima.

Por ejemplo, si crees que has hecho algo mal (baja autoeficacia percibida) y te dices “lo haces todo mal, no vales para nada” (autorrefuerzo negativo en forma de autodiálogo) tu autoestima descenderá. Por eso, es muy importante cuidar la manera en la que nos hablamos.

Es fundamental destacar que esto no significa que nos tengamos que premiar si algo nos ha salido mal, pero quizás sí ser más pacientes con nosotros mismos y no “castigarnos” por ello.

Por ejemplo, imagínate que la presentación o el discurso que tenías que dar delante de tantas personas, no te ha salido del todo bien, aunque lo habías preparado debidamente. Una manera adecuada de hablarte a ti mismo sería decirte algo como “no te preocupes, a todo el mundo le puede pasar porque todo el mundo puede tener un mal día. La próxima vez intentaremos prepararlo mejor para que esto no pase”. Estas palabras te ayudarán a tranquilizarte y no contribuirán a tu malestar. Además, no dañarás a tu autoestima.