La alegría es una emoción que todo el mundo conoce y que ha experimentado alguna vez en la vida. Se podría decir que es una emoción agradable porque se trata de un sentimiento de placer que es producido por un acontecimiento positivo.
A pesar de que todo el mundo conoce esta emoción, son pocos los que conocen cuáles son sus verdaderos beneficios, sus diferentes tipos o cómo se puede entrenar. Por ello, te lo explicaremos a continuación.
¿Qué es la alegría?
Como hemos mencionado, se trata de una emoción agradable o positiva que se produce como respuesta a un suceso que percibimos como positivo, es decir, se trata de un sentimiento de placer. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es aquel sentimiento grato que se expresa mediante signos exteriores.
Algunos sinónimos para la palabra alegría son: contento, diversión, entretenimiento, risa, satisfacción, gozo, regodeo, animación, entusiasmo, alborozo, etc.
¿Qué tipos de alegría existen?
A pesar de que es desconocido por muchas personas, existen diferentes tipos de alegría y no todas ellas son positivas:
- Alegría verdadera. Es aquella que se genera de forma natural y espontánea en la persona después de un acontecimiento placentero.
- Alegría hilarante. Se trata del tipo de alegría que se experimenta, por ejemplo, cuando nos cuentan un chiste, es decir, es la respuesta a situaciones espontáneas que nos resultan graciosas.
- Alegría simulada. Es la que se muestra de manera intencionada sin que exista nada que la genere. Dentro de este tipo de alegría se encontraría la cínica, que es aquella que se genera para evitar dar otro tipo de respuesta. Por ejemplo, cuando alguien nos pregunta algo que no queremos responder, nos reímos para evitar tener que dar otro tipo de respuesta.
- Alegría maligna. Cuando nos reímos de la desgracia ajena. Las personas que la experimentan se sienten alegres porque a otras personas no les va bien en la vida o porque han cometido algún error. Por ejemplo, un niño en clase dice mal la lección y sus compañeros se sienten alegres por ello.
- Alegría patológica. La alegría, como el resto de emociones, en grandes cantidades también puede ser peligrosa. Una persona que se está siempre riendo o que siempre está feliz puede perder el control de la situación y dejar de ser objetiva. Puede ser peligrosa y poner en riesgo nuestra salud mental. Por ejemplo, la alegría patológica se puede producir en el transcurso de un episodio maníaco. Se trata, por lo tanto, de un estado de hiperactivación desproporcionado.
¿Qué beneficios tiene la alegría?
La alegría verdadera o hilarante, según diversos estudios, tiene muchos beneficios tanto para la salud mental como para la salud física. A continuación, comentaremos los más importantes:
- Disminuye el estrés. Estar alegres nos ayudará a no estresarnos tanto. Está comprobado que reírnos hace que se segreguen hormonas encargadas de reducir el estrés (por ejemplo, adrenalina o endorfinas).
- Mayor autoestima. Estar felices nos ayudará a tener mejor opinión sobre nosotros mismos y a tener la fuerza necesaria para afrontar los problemas.
- Mayor fortaleza. Las personas alegres muestran mayor fortaleza y ganas a la hora de tener que hacerles frente a los problemas, se sienten llenos de energía.
- Mejor rendimiento. Si estamos alegres rendiremos mejor tanto a nivel académico como laboral. Existen muchos programas de motivación que tienen como objetivo alegrar a los trabajadores porque está comprobado que los trabajadores alegres y felices son más productivos.
- Mejora el sistema inmune. Se dice que la alegría y, en general, las emociones positivas, mejoran la barrera inmunológica.
- Mejor sueño. Como hemos visto anteriormente, las emociones negativas hacen que tengamos peor sueño. En el caso de la alegría, nuestro sueño puede mejorar y hacer que tardemos menos tiempo en dormirnos o que tengamos más calidad y cantidad de sueño.
- Incrementa la edad media de vida. Muchos estudios mencionan que las personas alegres y felices viven más que las que no lo son.
- Bienestar emocional. Si estamos alegres nuestro bienestar emocional aumentará.
- Ayuda a combatir el dolor. Estar alegres puede hacer que se disminuya el dolor que sentimos.
- Al reírnos hacemos ejercicio. Cuando nos reímos se ponen en marcha más de 35 músculos.
- Es un reforzador de conductas. Cuando sentimos alegría tras la ejecución de una conducta, la probabilidad de que repitamos esa conducta aumenta. De ahí, que la alegría es uno de los factores que está involucrado en que perseveremos en nuestras metas a largo plazo.
Además, debemos tener en cuenta que la alegría forma parte de un círculo de retroalimentación. Cuanto más alegres estemos, mayor bienestar emocional tendremos y esto a la vez nos producirá más alegría, etc.
Alegría vs felicidad
Usualmente se utilizan los dos términos como sinónimos, sin embargo, no lo son. Por ello, es importante realizar una distinción entre ambas:
Alegría. Se trata de una emoción positiva que suele venir acompañada de bienestar y gozo. Se genera como resultado de un acontecimiento positivo. Este tipo de emoción suele ser pasajera, es decir, no suele durar mucho tiempo. Por ejemplo, alguien nos regala un ramo de flores y nos sentimos alegres, aun así, cuando el momento pasa la alegría cesa.
Felicidad. Va más allá de la alegría porque se trata de un estado general. Sería el estado resultante de una prolongación en el tiempo de la alegría. No hay tanta demostración de gozo. Por ejemplo, las cosas en la vida salen como nosotros queremos, nos va bien en el trabajo, a nivel personal, etc. y esto hace que seamos felices.
Se debe tener en cuenta que en castellano decimos: “estar” alegres y “ser felices”. Por lo tanto, en el léxico del idioma ya se hace la distinción sobre la principal diferencia entre la alegría (algo situacional) y la felicidad (un estado).
¿Cómo entrenar la alegría?
La alegría, como el resto de emociones, se puede entrenar y para ello existen una serie de técnicas:
- Conócete a ti mismo. Tienes que conocer qué te hace feliz, solo de esta manera puedes realizar actividades que te resulten placenteras. Para ello, deberás reflexionar sobre qué cosas te han hecho feliz durante los últimos meses y volver a ponerlas en marcha.
- Aprende a pensar de manera positiva. En muchas ocasiones somos negativos y esto hace que nos veamos inmersos en un círculo vicioso de negatividad. Debemos romper este círculo y para ello tenemos que pensar de manera positiva y aprender a ver el lado bueno de las cosas. Por ejemplo, una persona que se cae delante de sus compañeros en una reunión importante, tiene dos opciones. Por un lado, ponerse triste y pensar que todo el mundo se va a reír de ella. Por otro lado, puede reírse de la situación y hacer algún comentario jocoso.
- Entrena el autoconcepto. Como hemos visto, la alegría mejora el autoconcepto. Sin embargo, mejorar el autoconcepto también nos ayudará a entrenar nuestra alegría. Cuando nos sentimos bien con nosotros mismos tenemos más probabilidades de ser personas alegres. Para entrenar el autoconcepto lo recomendable es: aprender a aceptar las críticas, trabajar la asertividad, aceptarte y tratarte con cariño, etc.
- Trabajar la asertividad. Para poder estar alegres tenemos que defender nuestros derechos, pero sin pisar los de otras personas.
- Habilidades de resolución de problemas. La vida no es siempre alegre y en muchas ocasiones se generarán conflictos que debemos saber solucionar de una manera adecuada para que no repercutan en nuestra alegría.
- Se empático con los demás. Para poder disfrutar de la alegría debemos ser empáticos y no alegrarnos del mal ajeno.
- Pide ayuda. Si no eres capaz de entrenar tu alegría o si la alegría inunda tu vida (como hemos visto la alegría excesiva se puede producir en episodios maníacos) pide ayuda.
En resumen, como hemos visto la alegría es una emoción que se produce como respuesta a algo placentero. Existen diferentes tipos y no todos ellos son positivos y es que los tipos de alegría simulada, maligna o patológica pueden llegar a ser negativas tanto para nosotros como para los demás.
La alegría positiva puede tener diversos beneficios tanto psicológicos como físicos, por ejemplo, aumento de la longevidad, mejor calidad de sueño, mayor bienestar emocional, etc. Aun así, debemos recordar que no es lo mismo que la felicidad. La alegría es pasajera y la felicidad es un estado que se puede prolongar en el tiempo.
La alegría, como el resto de emociones, se puede entrenar mediante el autoconocimiento, la empatía, la habilidad de resolución de problemas, etc. Sin embargo, si no eres capaz de entrenarla o si la alegría inunda tu vida, lo más recomendable es que pidas ayuda a un profesional.