A diario ocurren sucesos que pueden ser considerados como “traumas”. Estos traumas pueden tener efectos negativos en la vida diaria de las personas que los padecen. Por ejemplo, una persona que vive un trauma puede experimentar TEPT o Trastorno de Estrés Post Traumático.
En la entrada de hoy hablaremos sobre qué es un trauma y cuáles son sus características, qué efectos pueden provocar, qué son los recuerdos bloqueados en el trauma, qué relación existe entre los traumas y la resiliencia y cuál es la mejor terapia para gestionarlos.
Qué es un trauma y cuáles son sus características
Existen muchas maneras de explicar lo que es un trauma. Si hacemos uso del diccionario (RAE, 2022) podemos ver que se define como “choque emocional que produce un daño” o como “emoción negativa, fuerte y duradera”.
Desde el punto de vista de la psicología, se puede definir como situaciones que provocan daño o dolor psíquico. En otras palabras, se produce cuando nos enfrentamos a una situación potencialmente peligrosa que puede ser desbordante y que puede llegar a poner en peligro nuestra vida, o la de nuestros seres queridos.
Teniendo en cuenta lo anterior, podríamos considerar traumáticas las siguientes situaciones: guerras, abusos sexuales, desastres naturales, accidentes, etc. Para poder considerarse traumáticas debemos haber experimentado estas situaciones en primera persona, haberlas visto o haberlas experimentado una persona que para nosotros es importante.
Cuáles son los efectos de los traumas en nuestra vida
Las personas que han vivido un trauma pueden experimentar diferentes respuestas y no todas ellas son negativas o tienen por qué estar asociadas a un trastorno. Según Poseck et al. (2006) las respuestas más comunes son las siguientes:
- Trastorno de Estrés Post Traumático o TEPT. Se trata de un trastorno que puede desarrollarse después de haber vivido en primera persona el trauma, haberlo presenciado o saber que una persona cercana lo ha vivido. En estos casos se producen síntomas intrusivos relacionados con el suceso como, por ejemplo: recuerdos involuntarios, sueños en los que se revive el trauma, reacciones disociativas, etc. Todo esto causa un gran malestar psicológico e interfiere en la vida diaria de las personas que lo sufren (APA, 2013).
- Trastorno retardado. Ocurre cuando tiempo después del suceso traumático no se genera ninguna patología, pero aparece meses o años más tarde. Tal y como comentan Poseck et al. (2006), son casos poco frecuentes.
- Recuperación. En este caso, después del acontecimiento traumático se generan respuestas de estrés o malestar psicológico. Sin embargo, este malestar se pasa con el tiempo y no crea una gran interferencia en la vida de las personas. Hasta el 85% de las personas experimentan de esta manera los traumas.
- Resiliencia y crecimiento postraumático. La resiliencia, también conocida como resistencia, se produce cuando, después del trauma, las personas consiguen un equilibrio de manera rápida y consiguen volver a su vida sin mayor implicación. Algunas personas incluso obtienen beneficios del suceso traumático. En el próximo apartado hablaremos sobre ello.
Debemos tener en cuenta que las personas que han vivido una situación traumática, pueden tener predisposición a desarrollar TEPT. Sin embargo, esto no siempre ocurre, ya que depende, en gran medida, de la frecuencia, la naturaleza y la intensidad de los factores o características del trauma (Lauth-Lebens y Lauth, 2016).
Traumas y resiliencia
Son muchos los autores que han intentado definir la resiliencia. Garmezy (1991), por ejemplo, considera que es la capacidad de mantener una conducta adaptativa y la capacidad de recuperación cuando ocurre un suceso vital estresante.
Teniendo en cuenta que estamos hablando de traumas, la resiliencia la podríamos definir como la capacidad que tenemos las personas, después del acontecimiento traumático, para evitar las consecuencias negativas (Russo et al., 2012). Además, las personas con una capacidad de afrontamiento y adaptación alta tienen más probabilidad de ser resilientes y de esta manera evitar el desarrollo del TEPT o de cualquiera otra respuesta negativa al trauma.
Lo que todavía no se sabe es si la resiliencia es un factor protector (existente antes del trauma) o si la gente desarrolla la resiliencia como respuesta al trauma. Lo que sí está claro es que, como veremos más adelante, desarrollar la resiliencia es de vital importancia. Si quieres conocer algunas recomendaciones para desarrollar la resiliencia, te recomendamos que consultes nuestro artículo sobre “resiliencia, qué es y como desarrollarla”.
Recuerdos bloqueados en el trauma
Después de que exista un trauma, la manera de recordar el suceso suele ser diferente. Tal y como mencionan Manzanero y Recio (2012) no todas las personas recuerdan los hechos de la misma manera. Algunos podrán evocar el acontecimiento con facilidad y de manera vivida, otros recordarán tan solo unos acontecimientos de manera fragmentada, otros lo recordarán como si fuera otro momento de su vida y otros podrían tener complicaciones para recordar lo que ocurrió. A esto último se le conoce como “recuerdos bloqueados”.
En muchas series de televisión como, por ejemplo, en un capítulo de la serie “New Ámsterdam” se puede ver como una persona no recuerda que sufrió abusos sexuales durante la infancia. Sin embargo, en su edad adulta, gracias a claves de recuperación, empieza a recordar lo sucedido de manera espontánea.
Tratamiento del trauma
Como hemos visto, existen una serie de factores protectores que pueden ayudarnos a superar el trauma de una manera positiva como, por ejemplo: la resiliencia o una buena capacidad de adaptación. Muchas personas piensan que después de un trauma tiene que venir un TEPT, pero esto no siempre es así.
Relacionado con lo anterior, Poseck et al. (2006) mencionan algo muy interesante y es que debemos suponer que las personas tenemos capacidad de adaptación y capacidad para encontrarle sentido a las cosas malas o traumáticas que nos ocurren y que esto no debe ser ignorado.
A modo de prevención estaría realizar terapias que tuvieran como eje central desarrollar las estrategias de afrontamiento de las personas con el objetivo de que, si ocurre el trauma, tener mayores habilidades para poder enfrentarlo.
En cuanto a cómo tratar el trauma una vez que este se ha producido, dependerá del caso, pero por lo general la terapia irá dirigida hacia la aceptación del trauma, la búsqueda de apoyo social y la reestructuración cognitiva.
Aun así, como hemos comentado, dependerá del tipo de trauma y de en qué momento vital se encuentre la persona. Por ello, es muy importante realizar un tratamiento que esté totalmente personalizado.
Conclusiones
Por lo general creemos que después de un trauma tiene que aparecer un trastorno o consecuencias negativas para la vida de las personas. Sin embargo, esto no siempre es así. Como hemos visto, existen diferentes formas de responder a un trauma como el crecimiento postraumático o la resiliencia. Por lo que se hace necesario promover la resiliencia y la psicología positiva con el fin de intentar disminuir el TEPT u otros trastornos asociados al trauma.